17 de mayo de 2011

Me marcho.

Breve, directo, fácil. Tan fácil como empezó todo, tan fácil como había imaginado tantas veces que sería, tan fácil que no se lo creía...

Las palabras eran pausadas, meditadas. En su mente sonaban atropelladas, sin sentido. Una nueva oportunidad laboral, un porqué no has puesto más de tu parte, muchos reproches con sabor agridulce, pocos recuerdos a los que agarrarse.

"En fin", se dijo a sí mismo. Realista cómo era le dolió mucho menos de lo que pensaba. A los pocos segundos convirtió ese miedo irracional en una pequeña bola. En unos minutos jugaba imaginando que la encestaba en la basura. Cómo un crío de 15 años...