2 de julio de 2011

Microcuento III

Se despertó como siempre, echando de menos su presencia en la cama. "Vaya, era otro sueño", pensó.

Se había pasado la vida soñando: con princesas de boca de fresa y dragones cuyo aliento podía fundir el más duro acero, con una multitud enloquecida que le aclamaba en sus conciertos, soñando que ganaba todas las carreras y era el piloto más rápido, que era el luchador más fuerte de una antigua estirpe de guerreros... Tanto había soñado que no sabía ni quién era.

Pero ahora era diferente. Sólo soñaba con ella. Una mirada, un gesto, una sornisa, un abrazo que estaba tardando mucho en llegar, un beso por el que mataría. Estos sueños eran diferentes... ahora, para él,

SOÑAR ERA VIVIR.