30 de enero de 2017

I'm only human, after all...

Hace más de 3 años que no volvía por aquí... alguna vez me he pasado, cómo el que mira a través de la cristalera de un bar por si estuviera aquella camarera que tanto le gusta, pero no se atreve siquiera a pedirle cambio... alguna vez me he asomado, con miedo reconozco. No sé a qué... porque es lo malo del miedo, que no tiene sentido, que nos anula...

3 años. Perdí mi musa. Perdí mis musas... otras se fueron. Me perdí a mi mismo, y nunca volví a encontrarme. O me fuí, no lo sé. Sólo sé que aquí estoy, sin ser el mismo... así que lo más seguro que nunca volviera. Y es mejor así. Porque conocí a alguien increíble, que según me ha contado siempre estuvo ahí, latente, atento, dormido, soñando...

Y empezamos a conocernos de nuevo, de fuera a dentro (a base de cafés con hielo por supuesto). Había ocurrido algo especial... había cambiado, cuando le ví, físicamente, mucho... pero eso no era lo especial. Lo inusual era lo poco que se había dado cuenta él mismo de lo que había cambiado por dentro, que ni siquiera se reconocía hablando, actuando, viviendo. Me contó cosas increíbles... viajes fantásticos, personas inolvidables, sueños alcanzados, gente perdida... había llorado mucho también y se había quedado seco por dentro. Pero aprendió a volver a amar... y a llorar también, pero de alegría.

Se nos pasaron las horas volando... los días... las semanas, los meses. Poco a poco me di cuenta de que me costaba cada vez más acordarme de aquél chaval que desapareció, y que nadie echaba de menos. Seguía ahí, le veía en algunos gestos, en algunas palabras y dejes... y en el fondo él mismo no quería olvidarse de aquel niño, porque gracias a él era quién estaba delante de mí hoy en día.

No sé en que momento... pero ocurrió. Dejé de hablar de él, y el nosotros que apenas usabamos... pasó a convertirse en un yo. Y aunque como un leve recuerdo, tiré la llave donde guardaba aquellos años, no para olvidarlos, porque a veces no hay que olvidar, sólo priorizar...

Descubrí que me apasiona motivar a la gente, había encontrado en mi mismo un afán de superación que nunca hubiera imaginado que existiera. Me daba la vida ver como podían unas simples palabras sacar algo más de los demás. Una repetición más, una vuelta más, un día más, una sonrisa más... Motivado y motivando. Renacido,. Reencontrado. Recargado. RELOADED.

Y volveré a tropezarme mil veces, pero me levantaré otras mil... y me reiré, y lloraré como hace un rato. Espero volver a amar. Y follar, todo lo que pueda y más. Y discutir, y charlar hasta la madrugada, y volver a escribir como estoy haciendo ahora. Y levantar 100 kg en press banca, y hacer una sentadilla con otros tantos. Y leer un día un mensaje de alguien que me diga "Gracias a ti, yo también pude conseguirlo", igual que lo escribí yo en su momento a alguien. Y tener a mi familia y mis amigos cerca. Y alguien al lado... no debajo, con envidia, ni encima, con orgullo, AL LADO. Aunque no comparta mis aficiones, aunque no coincidamos en todo, pero que esté ahí, apoyándome, Y que se deje hacer lo mismo...

Acabo de terminarme mi café con hielo (descafeinado, que hay que dormir...). Pero no he acabado de charlar conmigo mismo, ni de conocerme. Pero lo que he descubierto de mí, me apasiona. He sido capaz de amar y de odiar. He intentado ser un cabrón, y también he intentado ser lo mejor que fuera capaz... He sido vago y ahora no aguanto más de las 8 en la cama aunque libre. No hay día que no me ría... y eso se lo agradezco a la gente que he conocido, sobre todo en el trabajo. También me he cruzado con gente sin querer a la que puedo llamar amigo, moviendo peso y sudando juntos. pero sobre todo riéndonos...

Me queda mucho por contarme y me queda mucho por escucharme... y discutirme, y aconsejarme. Al final, todo este viaje, de pérdida, de reencuentro, de exploración... de cambios físicos y mentales, de maduración... se resume en una sóla frase:

¿QUE QUIERES TU?