19 de septiembre de 2010

Microcuento II

La mesa fue testigo de su encuentro... la nata aderezo como sólo ella puede hacer la reunión entre los amantes. Endulzó cada beso, cada caricia, cada mirada... mientras dos lenguas luchaban por ser una sola, destrozándose. Únicamente el tintineo de unas esposas rompía el ritmo de la música creada por dos personas que se desean...